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martes, 14 de diciembre de 2010
jueves, 9 de diciembre de 2010
jueves, 19 de agosto de 2010
MUNDO DADYCHU...SANDRAKAZZ LA HISTORIA
Pronto la historia negra del submundo del mal MUNDO DADYCHU... La detestable bruja Sandrakazz transformandose.. pronto.. esta bonita historia de lucha entre el bien y el mal..personajes siniestros de todos tipos inimaginables nos dejarán con la boca abierta y nos deleitarán..Esta historia..Es la tapa.. es la "Pera"..nos dejará anonadados...atrapados..Yá no ya...un comercial y regresamos.
GUARDIANES DEL TENEBROSO MUNDO DADYCHU
" LA BRUJA SANDRAKAZZ"
"RASTRERO ALKI"
"TONTIKO COMPUTER"
"RATUNEX"
viernes, 23 de julio de 2010
La increíble lluvia negra
Gustavo Gruñetas nunca esta contento con nada. Tenía muchos amigos y unos papás que le querían con locura, pero él sólo se fijaba en lo que no tenía o lo que estaba mal. Si le regalaban un coche, era demasiado grande o demasiado lento; si visitaba el zoo, volvía triste porque no le habían dejado dar de comer a los leones, y si jugaba al fútbol con sus amigos, protestaba porque eran muchos para un solo balón...
Pero no contaba Gustavo con Jocosilla, la nube bromista. Un día que paseaba por allí cerca, la nube escuchó las protestas de Gustavo, y corrió a verle. Y según llegó y se puso sobre su cabeza, comenzó a descargar una espesa lluvia negra. Era su broma favorita para los niños gruñones.
A Gustavo aquello no le gustó nada, y protestó aún mucho más. Y se enfadó incluso más cuando vio que daba igual a dónde fuera, porque la nube y su lluvia negra le perseguían. Y así estuvo casi una semana, sin poder escapar de la nube, y cada vez más enfadado.
Gustavo tenía una amiguita, una niña alegre y bondadosa llamada Alegrita, que fue la única que quiso acompañarle aquellos días, porque los demás se apartaban por miedo a mojarse y acabar totalmente negros. Y un día que Gustavo estaba ya cansado de la nube, le dijo:
- ¿Por qué no te animas? Deberías darte cuenta de que eres el único niño que tiene una nube para él, ¡y encima llueve agua negra! Podríamos jugar a hacer cosas divertidas con la nube, ¿no te parece?
Como Alegrita era su única compañía, y no quería que se fuera, Gustavo aceptó de muy mala gana. Alegrita le llevó hasta la piscina, y allí le dejó hasta que toda el agua se volvió negra. Entonces fueron a buscar otros niños, y aprovechando que con el agua negra no se veía nada ¡estuvieron jugando al escondite! Aún a regañadientes, Gustavo tuvo que reconocer que había sido muy divertido, pero más divertido aún fue jugar a mojar gatos: Gustavo corría junto a ellos, y en cuanto sentían el agua, daban unos saltos increíbles y huían de allí a todo correr haciendo gestos divertidísimos. En muy poco tiempo, todos los niños del pueblo estaban con Gustavo proponiendo e inventando nuevos juegos para la nube. Y por primera vez, Gustavo empezó a ver el lado bueno de las cosas, incluso de las que al principio parecían del todo malas.
Entonces la nube Jocosilla pensó en despedirse e ir con otros niños, pero antes de abandonar a Gustavo, le regaló dos días enteros de lluvias de colores, con las que inventaros los juegos más brillantes y divertidos. Y cuando desapareció, Gustavo ya no protestó; esta vez sabía fijarse en las cosas buenas, y se alegró mucho porque por fin estaba seco y podía volver a jugar a muchas cosas.
La Brujita Dulce
Había una vez una brujita muy especial, porque era una brujita buena, pero no tenía ni idea de cómo ser buena. Desde pequeñita había aguantado las regañinas de las brujas, que le decían que tenía que ser mala como todas, y había sufrido mucho porque no quería serlo. Todos sus hechizos eran un fracaso, y además, no encontraba nadie que quisiera enseñarle a ser buena, así que casi siempre estaba triste.
Un día se enteró de que las brujas viejas planeaban hechizar una gran montaña y convertirla en volcán para arrasar un pequeño pueblo. La brujita buena pensó en evitar aquella maldad, pero no sabía cómo y en cuanto se acercó al pueblo tratando de avisar a la gente, todos se echaron a la calle y la ahuyentaron tirando piedras al grito de "¡¡largo de aquí, bruja!!". La brujita huyó del lugar corriendo, y se sentó a llorar junto al camino.
Al poco llegaron unos niños, que al verla llorar trataron de consolarla. Ella les contó que era una bruja buena, pero que no sabía cómo serlo, y que todo el mundo la trataba mal. Entonces los niños le contaron que ser bueno era muy fácil, que lo único que había que hacer era ayudar a los demás y hacer cosas por ellos.
- ¿Y qué puedo hacer por vosotros?- dijo la bruja.
- ¡Podías darnos unos caramelos!, le dijeron alegres.
La bruja se apenó mucho, porque no llevaba caramelos y no sabía ningún hechizo, pero los niños no le dieron importancia, y en seguida se fueron jugando. La brujita, animada, volvió a su cueva dispuesta a ayudar a todo el mundo, pero cuando iba de camino encontró a las brujas viejas hechizando la montaña, que ya se había convertido en un enorme volcán y empezaba a escupir fuego. Quería evitarlo, pero no sabía cómo, y entonces le vinieron a la cabeza un montón de palabras mágicas, y cuando quiso darse cuenta, el fuego se convirtió en caramelos, y la montaña escupía una gran lluvia de caramelos y dulces que cayó sobre el pueblo.
Así fue como la brujita aprendió a ser buena, deseando de verdad ayudar a los demás.
Los niños se dieron cuenta de que aquello había sido gracias a ella, se lo contaron a todo el mundo, y a partir de aquel día nadie más en el pueblo la consideró una bruja mala. Se hizo amiga de todo el mundo ayudando siempre a todos, y en recuerdo de su primer hechizo, desde entonces la llamaron La Brujita Dulce.
jueves, 22 de julio de 2010
"A las escondidas"
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura, les propuso:
|Vamos a jugar a las escondidas!, yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón y cuando yo haya terminado de contar, el primero que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La intriga dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban, la soberbia opinó que era un juego muy tonto, y la cobardía, prefirió no arriesgarse...
-Uno, dos, tres...- comenzó a contar la locura.
la fe subió al cielo y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La generosidad, casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos y terminó por ocultarse en un rayito de sol. El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo...pero sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. El olvido... se me olvidó donde se escondió.
Cuando la locura contaba 999.999, el amor no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado...hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
- Un millón - contó la locura y comenzó a buscar.
Al acercarse al lago descubrió a la belleza, y a la duda la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos, al talento entre la hierba fresca, a la angustia en una oscura cueva, a la pasión y el deseo los sintió en el vibrar de los volcanes, al egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas, a la mentira la halló detrás del arco iris..(mentira, si ella estaba en el fondo del océano).
Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.
La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y tomando una horquilla comenzó a mover las ramas. De pronto un doloroso grito se escuchó.
Las espinas habían herido en los ojos al amor, la locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la Tierra:
El amor es ciego y la locura siempre la acompaña.
lunes, 31 de mayo de 2010
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